EPÍCTETO DE FRIGIA


- El deseo y la felicidad no pueden vivir juntos


- No son las cosas las que atormentan a los hombres, sino las opiniones que se tienen de ellas

- No pretendas que las cosas sean como las deseas; deséalas como son

Elige la mejor manera de vivir; la costumbre te la hará agradable



 Epícteto  de Frigia fue un filósofo griego, de la escuela estoica, que vivió parte de su vida como esclavo en Roma. Hasta donde se sabe, no dejó obra escrita, pero de sus enseñanzas se conservan un Enchiridion  o 'Manual', y en unos Discursos  editados por su discípulo Flavio Arriano.  Epicteto, más que un filósofo, fue un moralista, volcado más en la práctica que en la teoría y pensaba, por ejemplo, que donde el hombre debía probar su valía era en la vida cotidiana, en el contraste con la realidad. Él trató de ofrecer a sus discípulos un camino adecuado para alcanzar la felicidad personal. Solamente si hacemos lo correcto se puede alcanzar una vida plena y feliz. Pero, ¿cómo sabemos qué es lo correcto? Tenemos que aprender a distinguir qué es lo que podemos cambiar, y de esta forma saber en qué se puede mejorar. Pero hay muchas cosas que no podemos cambiar, entonces, no nos queda más que aceptarlas. Aprendiendo a aceptarlas seremos felices, pero también debemos hacer un buen uso de las «representaciones» o las ideas y así distinguir lo que es útil de lo que no lo es.
Los seres vivos venimos al mundo con capacidad de formarnos representaciones o ideas sobre la realidad que nos rodea. Estas representaciones pueden provocar en nosotros el deseo o el rechazo, el impulso o la repulsión, la negación o la suspensión del juicio. De este modo, «el objetivo de la filosofía consiste en enseñar a los hombres a hacer un uso correcto de las representaciones». El bien y el mal afectan a la parte más importante, mejor y más noble del ser humano: el albedrío, que es la capacidad de elección que tiene cada ser humano. Para realizar buenas elecciones, Epicteto decía que había que aprender a distinguir entre los bienes verdaderos (tener deseos, sentir impulsos y aceptar o negar racionalmente de acuerdo con el bien del albedrío) y los bienes aparentes (salud, riquezas, posición social, etc.). Epicteto propuso dos modelos: Sócrates y Diógenes. Para él, estos dos personajes representan el modelo del sabio estoico, conocedor de la verdad, imperturbable, siempre acertado en sus juicios y sus comportamientos, modelos que Epicteto se consideró incapaz de alcanzar y que difícilmente alcanzarían sus discípulos.



Comentarios

Entradas populares