VÍCTOR HUGO




- Dios es la evidencia invisible.

- Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien.



- El infierno está todo entero en esta palabra: soledad

- La mujer comprende al hombre mejor de lo que se comprende el hombre mismo

- La suprema felicidad en la vida es tener la convicción de ser amado no por lo que eres, sino a pesar de lo que eres.

- Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga

- ¿Qué es el amor? Hoy he visto en las calles un joven mendigo enamorado. Su sombrero era viejo, su chaqueta arrugada, el agua se colaba en sus zapatos y las estrellas en su alma.
  


Victor Hugo —inscripción completa en su acta de nacimiento: Victor, Marie Hugo—  fue un poeta, dramaturgo y escritor romántico francés, considerado como uno de los escritores más importantes en lengua francesa. También fue un político e intelectual comprometido e influyente en la historia de su país y de la literatura del siglo XIX. Ocupa un puesto notable en la historia de las letras francesas del siglo XIX en una gran variedad de géneros y ámbitos. Fue un poeta lírico, con obras como Odas y baladas, Las hojas de otoño  o Las contemplaciones, poeta comprometido contra Napoleón III en Los castigos  y poeta épico en La leyenda de los siglos . Fue también un novelista popular y de gran éxito con obras como Nuestra Señora de París o Los miserables. En teatro expuso su teoría del drama romántico en la introducción de Cromwell , y la ilustra principalmente con Hernani  y Ruy Blas (1838). Su extensa obra incluye también discursos políticos en la Cámara de los Pares, en la Asamblea Constituyente y la Asamblea Legislativa —especialmente sobre temas como la pena de muerte, la educación o Europa—, crónicas de viajes —El Rin  o Cosas vistas,  así como una abundante correspondencia. Contribuyó de forma notable a la renovación lírica y teatral de la época; fue admirado por sus contemporáneos y aún lo es en la actualidad, aunque ciertos autores modernos le consideren un escritor controvertido. Su implicación política, que le supuso una condena al exilio durante los veinte años del Segundo Imperio francés, permitió a posteriores generaciones de escritores una reflexión sobre la implicación y el compromiso de los escritores en la vida política y social. Sus opiniones, a la vez morales y políticas, y su obra excepcional, le convirtieron en un personaje emblemático a quien la Tercera República honró a su muerte con un funeral de Estado, celebrado el 1 de junio de 1885 y al que asistieron más de dos millones de personas, y con la inhumación de sus restos en el Panteón de París."

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